nunca sé arreglar las cosas que hago mal,
por eso será
que nadie me espera hoy.
Pero todavía recuerdo
el amanecer a las tres de la tarde,
flores,
ojos rojos,
hermosos.
un té con dos de azúcar,
y las ganas incontrolables de fugarme siempre de todos lados.
hasta de mí.
Excelente
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