todo
el
arte
que
contiene
tu
existencia.
viernes, 10 de junio de 2016
miércoles, 4 de mayo de 2016
miércoles, 6 de abril de 2016
domingo, 3 de abril de 2016
Hubo noches en las que él adivinaba la tormenta que yo tenía en la cabeza y eso equivalia a dar vueltas en la cama, no dejarlo dormir hasta que me diga todas las palabras que queria escuchar para calmar a la pequeña grande bestia de mi ansiedad. Pero una fue diferente.
Terminamos tirando el acolchado de la cama al piso del balcón, nos sentamos en indio y nos tapamos. Mirábamos a la gente pasar, y hablábamos de todo lo que nos inquietaba.
Recuerdo que le hice una pregunta de raíz, y cuando nos quisimos dar cuenta, sus ramas nos taparon por encima. Él hablaba de sus sueños y sus ganas de ser, y yo miraba cómo cambiaba el semáforo una y otra vez. Porque esa historia ya la había escuchado, pero la contaba con tanta emoción que era imposible interrumpirlo, y tampoco tenía con qué fundamentos defender su postura: siempre supimos que nuestros sueños no eran los mismos, y nos preguntábamos una y otra vez por qué estabamos tan enamorados si eramos de mundos diferentes y estabamos creados totalmente a la inversa. Y por ese motivo estabamos sentados ahi. Porque esos momentos llenos de preguntas hacia lo que sentíamos el uno del otro eran repetitivos, y tarde o temprano siempre llegaban, y armaban un abismo que nos dejaban al borde de todas nuestras emociones. Nunca nos animamos al salto, a dejarlo todo, a abandonarnos.
Quizás mis ojos en blanco marcaron el final de su relato y le dieron lugar a unos segundos de silencio absoluto.
De repente suspiró, rompió el silencio, me miró fijo y me dijo:
"Mira, no tenes la sensación de que todas esas personas apuradas, mirando hacia todos lados, mirando sus celulares, inestables e histéricos, están buscando algo o a alguien? Yo, por más que no me conforme con nada, siento que no tengo que buscar nada. Mi lugar lo encontré, y era con vos, acá en este lugar. Al lado tuyo".
Nunca terminé una noche post-crisis tan enamorada de él.
Y pensar que desde esa noche nuestro amor cambió tanto, y esa situación parece tan lejana y de otra vida, que ya no nos pertenecemos. Que ese lugar que parecía tan firme, nos encontró con tormentas a los dos y se derrumbó llevándolo todo, inclusive nuestras rutinas que ya son recuerdos.
Hoy en ese balcón hay otro amor
otras preguntas y otros sueños.
Hoy nosotros
estamos apurados
mirando hacia todos lados
pasando los semáforos en rojo
Y buscando algo o alguien
que nos haga renacer después de tanta destrucción
y que nos vuelva a subir
a ese balcón.
Terminamos tirando el acolchado de la cama al piso del balcón, nos sentamos en indio y nos tapamos. Mirábamos a la gente pasar, y hablábamos de todo lo que nos inquietaba.
Recuerdo que le hice una pregunta de raíz, y cuando nos quisimos dar cuenta, sus ramas nos taparon por encima. Él hablaba de sus sueños y sus ganas de ser, y yo miraba cómo cambiaba el semáforo una y otra vez. Porque esa historia ya la había escuchado, pero la contaba con tanta emoción que era imposible interrumpirlo, y tampoco tenía con qué fundamentos defender su postura: siempre supimos que nuestros sueños no eran los mismos, y nos preguntábamos una y otra vez por qué estabamos tan enamorados si eramos de mundos diferentes y estabamos creados totalmente a la inversa. Y por ese motivo estabamos sentados ahi. Porque esos momentos llenos de preguntas hacia lo que sentíamos el uno del otro eran repetitivos, y tarde o temprano siempre llegaban, y armaban un abismo que nos dejaban al borde de todas nuestras emociones. Nunca nos animamos al salto, a dejarlo todo, a abandonarnos.
Quizás mis ojos en blanco marcaron el final de su relato y le dieron lugar a unos segundos de silencio absoluto.
De repente suspiró, rompió el silencio, me miró fijo y me dijo:
"Mira, no tenes la sensación de que todas esas personas apuradas, mirando hacia todos lados, mirando sus celulares, inestables e histéricos, están buscando algo o a alguien? Yo, por más que no me conforme con nada, siento que no tengo que buscar nada. Mi lugar lo encontré, y era con vos, acá en este lugar. Al lado tuyo".
Nunca terminé una noche post-crisis tan enamorada de él.
Y pensar que desde esa noche nuestro amor cambió tanto, y esa situación parece tan lejana y de otra vida, que ya no nos pertenecemos. Que ese lugar que parecía tan firme, nos encontró con tormentas a los dos y se derrumbó llevándolo todo, inclusive nuestras rutinas que ya son recuerdos.
Hoy en ese balcón hay otro amor
otras preguntas y otros sueños.
Hoy nosotros
estamos apurados
mirando hacia todos lados
pasando los semáforos en rojo
Y buscando algo o alguien
que nos haga renacer después de tanta destrucción
y que nos vuelva a subir
a ese balcón.
sábado, 2 de abril de 2016
lunes, 29 de febrero de 2016
La existencia
es como una plastilina
a la que le damos forma contínuamente
con todos y cada uno de nuestros dedos.
Un día es flor,
otro día es cielo,
y al otro día no es nada,
se seca, muere.
Hace medio año
las flores de la casa de mi abuela
estaban llenas de vida.
Hoy aún viven,
pero una cosa es vivir
y otra es estar lleno de vida.
Las uvas eran dulces
pero más dulces eran
porque arrancábamos los racimos juntas
todas las tardes que la visitaba.
Las rosas eran delicadeza y amor,
no las cortábamos,
se las pedíamos prestadas a la naturaleza para decorar nuestra casa.
Les hablábamos,
jugábamos a regarlas,
así las llenábamos de vida.
Quizás todas las flores crecen con agua y Sol,
¡y hermosas son!
pero quién pudiera volver a hablarles,
acariciarlas,
y tratarlas como si fuesen lo último que iba a dar la tierra,
como lo hacía ella.
Hoy están vivas y hermosas siguen siendo,
pero quién pudiera darles más luz que su propia creadora.
La tierra sigue siendo tierra,
el agua sigue regando,
los grillos cantan una cancioncita colectiva,
y los bichos de luz se esconden entre el pasto.
Las hojas se llenan de rocío
y humedecen todo el jardín.
los grillos cantan una cancioncita colectiva,
y los bichos de luz se esconden entre el pasto.
Las hojas se llenan de rocío
y humedecen todo el jardín.
Pero el parque de la casa
no es más que un decorativo
para llenar su vacío.
No voy a preguntarles más a sus plantas cuánto la extrañan
quizás cuando vuelva les hable
sobre cómo nos enseñaron
a ellas y a mi
a ser conscientes de nuestras raíces en los pies
que nos dan el poder de seguir renaciendo.
viernes, 19 de febrero de 2016
SITUACIÓN
Mates con budín de vainilla y nuez
Un disco reproduciéndose que habré escuchado unas dos mil veces
Pijama:
una remera de Bolsón,
y un calzón robado rojo y blanco,
que habrá sido el favorito de alguien más.
Puchos arriba de la mesa
Birras en la heladera
y un mensaje escrito sin enviar:
"ya sé que todo se terminó, no te banco.
Los chistes que hacés no me hacen reír
y me gustaría que leas más libros.
Pero hace días no puedo dormir bien
porque cuando despierto a mitad de la noche
todavía necesito oler tu perfume en las sábanas.
Mates con budín de vainilla y nuez
Un disco reproduciéndose que habré escuchado unas dos mil veces
Pijama:
una remera de Bolsón,
y un calzón robado rojo y blanco,
que habrá sido el favorito de alguien más.
Puchos arriba de la mesa
Birras en la heladera
y un mensaje escrito sin enviar:
"ya sé que todo se terminó, no te banco.
Los chistes que hacés no me hacen reír
y me gustaría que leas más libros.
Pero hace días no puedo dormir bien
porque cuando despierto a mitad de la noche
todavía necesito oler tu perfume en las sábanas.
jueves, 4 de febrero de 2016
volver
a disfrutar del sol en la cara
a reír hasta que duela la panza
a recordarles a mis amigos cuánto los quiero
a decirle una y otra vez a mi mamá, que aunque no lo crea, todo está muy bien
qué bien volver
a tener fortaleza
y escuchar otra vez
todos esos cantos
que andaban apagados.
qué bueno volver.
a disfrutar del sol en la cara
a reír hasta que duela la panza
a recordarles a mis amigos cuánto los quiero
a decirle una y otra vez a mi mamá, que aunque no lo crea, todo está muy bien
qué bien volver
a tener fortaleza
y escuchar otra vez
todos esos cantos
que andaban apagados.
qué bueno volver.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)